sábado, 3 de mayo de 2014

HÉROES CON ESCUELA
MOCHICAS PARA LOS CHICOS 
Una experiencia de narrativa y teatro autogestionados
 como medio de mejorar la comprensión, participación y
 autoestima regional de los estudiantes norteños.

Texto y fotos: Tatiana Palla Heredia
Heli Alarcón Montoya, profesor de primaria en la IE Augusto Salazar Bondy de Chiclayo, es autor de laSaga Muchik, una colección de cuentos infantiles inspirados en la historia, personajes y entorno de la cultura Mochica. Su meta: hacer que los niños lambayecanos valoren su pasado.
Yampayeq, Urpi, Xeque y Firru son los nombres de algunos de los valientes niños moche que dan vida a los cuentos de Heli Alarcón Montoya. Conocidos en cerca de diez  instituciones educativas de Chiclayo, son la mejor herramienta que Alarcón, profesor especializado en primero y segundo de primaria, ha encontrado para ofrecer a sus niños lecturas adecuadas para su nivel de comprensión, y a la vez, hacer que sus pequeños alumnos sientan la cultura moche dentro de ellos.
Serio  con su propósito, no se ha limitado a crear cuentos e imprimirlos. Ha propuesto un plan de lectura y actividades específicas para cada libro publicado, y gestiona además un mecanismo para que terceros solventen parte de los fondos de impresión de los cuentos y puedan ser distribuidos a los colegios que estén interesados en su propuesta. Su aventura lleva ya tres años y cuatro títulos: Caballito de TupLa raya de ArenaLos Patos Pico de Cuchara y El Vuelo del Ñampal. Este último, presentado a finales de abril, narra el inicio de la saga de sus personajes mochica.
Relatos para compartir
"Desde pequeño, toda esa cuestión de las historias siempre me ha llamado la atención. Escuchaba un relato y levantaba la oreja, atento. Mientras mis compañeros estaban en sus juegos, yo me acercaba a los adultos y comenzaba a escuchar sus leyendas, sus cuentos de terror o las historias de carretera de Chiclayo en las reuniones familiares" recuerda Alarcón. La vocación lo llevó a ser profesor como sus padres y hoy por hoy, cuenta ya 25 años en el magisterio.
Cajamarquino de nacimiento pero con una vida asentada en Chiclayo desde niño, en los últimos años ha complementado su fascinación por los mitos griegos, romanos y egipcios con las historias que puedan venir de Mórrope o Túcume.
El detalle estuvo en que, durante su búsqueda de historias, se topó con una triste realidad: las leyendas estaban desapareciendo o eran desconocidas por los más pequeños. "En mi salón tenía a José, un niño de Mórrope, que no conocía la leyenda de la fundación de su localidad. Tengo este compromiso personal de tratar de evitar que las historias locales se pierdan con el tiempo" asegura Alarcón.
Preocupado al ver que los niños de sus aulas crecían desconectados de sus leyendas, inició varios tipos de iniciativas para hacer que los alumnos de la IE Augusto Salazar Bondy se relacionaran con su pasado a través de las salidas turísticas y la creación propia. Luego de llevarlos a conocer puntos arqueológicos y conocer los personajes de sus murales, comenzó a esbozar  bailes propios junto con los niños y el profesor de danza. "¿Por qué no crear una danza que relate la historia de algún personaje de los huacos moche?" Pensó. "Hicimos la danza del Ñampal, de los patos pico de cuchara, la danza de los pallares. Todo consultando con los chicos sobre lo que sabían de sus localidades" recuerda Alarcón.
Poco tiempo pasó para que el profesor viera potencial en las historias que estaban creando a través de la danza y propusiera a sus alumnos hacer cuentos con esos personajes. "Me preocupaba que los chicos no produjeran, quería que crearan historias de su localidad. Así que les pedí utilizar escenarios locales o personajes de la región y comencé a llevarlos a los lugares turísticos de la zona para que conocieran" recuerda.
Fue uno de los alumnos de esta promoción de primaria quien lo impulsó a hacer sus propias historias. "En un momento, un alumno  me dijo: ‘usted es bien vivo profesor, nos pide a nosotros que trabajemos y usted no hace nada'. Yo también puedo ponerme a escribir, le dije, y me senté a escribir con ellos" cuenta. Así, alumnos y profesor fueron forjando cada uno sus historias y al final del año, las expusieron en el salón. Hacer que salieran de éste tomaría unos cuantos meses: al retornar al aula de primero de primaria, se dio cuenta de que no tenía obras de lectura para los niños.
"Comencé a indagar qué pedían los colegios particulares y las obras eran súper chéveres. Material interesante, actividades, pastas de cartón, bien firmes….y bien caros. Los papás no las iban a poder comprar" relata. Comenzó a trabajar con copias, pero no era lo adecuado. Cambió de táctica y  empezó a contar a los niños historias basadas en los bailes que había creado con sus alumnos mayores el año anterior. Las danzas se transformaron en cuentos y, a fines de ese mismo año, en historias que podían leerse en papelógrafos. La motivación familiar hizo que Alarcón investigara qué debía hacer para que su primer cuento tuviera formato de libro.
Apuesta editorial
Embarcarse en un proyecto editorial no es fácil. Construir la historia, buscar un dibujante que tenga el dibujo perfecto para el cuento, enfrentarse a los costos de impresión. Heli Alarcón aceptó el reto y para sacar adelante su primera publicación, apostó por postergar un doctorado e invertir su dinero en sus cuentos. "El doctorado iba a ser un logro personal, pero los cuentos se pueden socializar, pueden llegar a usarlos más personas. No tenemos bibliografía apropiada para los niños de primeros grados, ni tenemos bibliografía regional. La publicación me pareció más útil en ese momento" relata Heli Alarcón.
Su fórmula es ahora estable. Sus sobrinos son el primer filtro para cada cuento que hace. Son ellos quienes le dicen si su historia es divertida, si le falta algún personaje, si quieren que sea otro el final. Amigos autodidactas en historia regional lo ayudan a corroborar que sus cuentos estén bien ambientados en el mundo moche y que los referentes sean los adecuados. "Eso sí, mis creaciones no son leyendas, son historias propias y no hay que confundirse" advierte. La corrección de estilo, el dibujo y el proceso de impresión son lo que siguen. A este ritmo, Alarcón logra publicar un cuento por año. Su esfuerzo no ha caído en saco roto.
Instituciones educativas de inicial y primaria, algunas incluso particulares, han tomado interés en los libros del profesor y los han incorporado a su plan lector. Muchas de ellas son instituciones ubicadas en zonas urbanas de riesgo, a las cuales el Alarcón ha llegado sin que la entrega de libros suponga un costo para los niños. "Para cada publicación yo converso con amistades, contactos y empresa. Si les parece interesante mi idea, colaboran. Con el dinero donado, repartimos ejemplares gratuitos siempre y cuando el profesor se comprometa a trabajarlos en el plan lector" dice. La idea es que el profesor se comprometa a aprovechar al máximo el libro y acompañe a los alumnos no solo en el proceso de lectura, sino que saque el máximo provecho a los contenidos regionales de los cuentos entregados.
Pico, Pato, Cuchara
Son dos condiciones más las que impone el profesor a quien quiera acceder a sus libros con cero costo: que la evaluación final de comprensión lectora no sea un examen escrito, sino una actividad artística, y que los docentes se comprometan a colocar fotos del proceso de aprendizaje de los niños en la página web de la serie de libros del autor, www.sagamuchik.com, para comprobar que las aportaciones de quienes colaboran con él han tenido buen destino. Así, además, se asegura futuros apoyo para poder entregar más números a IE interesadas.
Para Alarcón, sus libros deben ir más allá de la hora de lectura semanal en el aula. Cuando menos, deben aprovecharse para que los alumnos hagan una inmersión a un destino relacionado con su cultura. "Yo me entrevisto con los profesores que quieren aplicar los libros. Lo que yo pido es que busquen el compromiso de los padres para que apoyen. Padres, profes y niños, el triángulo educativo tiene que estar trabajando para que los chicos puedan hacer todas las actividades que puedan" sugiere Alarcón.
PerúEduca acompañó a Heli Alarcón en la aplicación de sus propias propuestas. La salida con sus alumnos de cuarto de primaria a Huaca Rajada, con veinte pequeños vestidos con trajes mochica, es un ideal de Alarcón para conectar a los niños con su historia. Aunque el punto de partida, el cuento, sea una invención, el real objetivo es convertir el relato en un puente para que los chicos conozcan más sobre la cultura moche.
Ataviados con narigueras, orejeras, mas trajes hechos con cartón y periódico pintados de amarillo que padres y niños han trabajado en conjunto, los niños se vuelven, por unas horas, protagonistas de su propia historia. Una cosa es aprender sobre la cultura moche sentados en el salón, otra revivivirla momentáneamente a través de una escenificación que implica la experi encia de elaborar los ropajes de sus antepasados.
La Cuna Jardín María Madre de los Niños, por su parte, aprovechó por los mismos días el libro Los Patos Pico de Cuchara de Alarcón para mostrar los avances de expresión y comprensión de sus pequeños alumnos. Una obra de teatro inspirada en el cuento, sumada a ejercicios de correspondencia de palabras y conceptos sacados también del libro, demostraron a los padres el progreso de sus pequeños, y a Heli Alarcón, que su esfuerzo ha valido la pena. Ahora espera con inocultable emoción lo que los colegios interesados en su nuevo cuento, El Vuelo del Ñampal, producirán durante este año.
Si quiere conocer más sobre los cuentos y trabajo de Heli Alarcón Montoya, puede visitar la página webwww.sagamuchik.com. Allí encontrará videos sobre cada una de las historias, información sobre sus personajes, así como fotos de lo logrado hasta ahora con los libros.

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