martes, 6 de mayo de 2014

CONSECIONES DESDE LAS DIRIGENCIAS DEL SUTEP


En los dos últimos meses se han dado dos hechos significativos que importa analizar: (a) La ruptura del Sindicato Unitario de los Trabajadores de la Educación en el Perú, SUTEP, al crearse la Federación Nacional de Educadores del Perú, FENDEP; y (b) un Paro Nacional decretado por el SUTEP que apenas fue acatado por el 19.4% del magisterio nacional.
En realidad, existen situaciones y hechos en el magisterio nacional. Las situaciones son realidades más permanentes, mientras los hechos pueden ser acontecimientos particulares que –en la medida que hagan constantes y parte de un proceso- se convierten en situaciones.
En esta oportunidad, voy a referirme a los dos hechos –antes señalados- a quienes los estamos tipificando como concesiones de la dirigencias del SUTEP. Ellas indudablemente tienen que ver con situaciones más profundas ya existentes en el magisterio nacional y en el sindicato docente; pero -al mismo tiempo- pueden ser parte de un proceso de situaciones graves para los intereses magisteriales y de la educación nacional.
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LA DIVISIÓN SE HA IDO INCUBANDO
El anuncio de la creación de la FENDEP es un hecho que deviene de situaciones importantes que importa señalar. Lo hago con perspectiva constructiva, con ánimo de ayudar a recomponer una unidad sindical, pero con nuevo estilo de trabajo.
OPCIONES POLÍTICAS DISPARES
En el 2008-2007, hice un estudio sobre las tendencias políticas del magisterio peruano de base, comparándolas con las de sus dirigencia en el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación. Los resultados del estudio demostraron que existía(e) una gran brecha entre las opciones políticas de las bases sutepistas y las de sus dirigencias. Pongamos dos ejemplos, comparando la votación de los docentes peruanos en las elecciones presidenciales del 2006 y la conformación política de los dirigentes del Consejo Ejecutivo Nacional del SUTEP. En la votación presidencial del 2006, solamente un 2.4% del magisterio peruano votó por Alberto Moreno del Movimiento de Nueva Izquierda o Patria Roja, pero de 28 dirigentes del CEN-SUTEP, 25 pertenecían al MNI-PR, 3 eran apristas y 2 del PC. En la misma elección presidencial, un 14.7% de los maestros de base votaron por Lourdes Flores de Unidad Nacional, pero los pero los pepecitas no tenían ninguna representación gremial en el magisterio.
En el 2012, realicé otra investigación sobre las opciones políticas del magisterio nacional, comparando sondeos sobre el voto docente que había realizado en las elecciones presidenciales del 1990, 2006 y del 2011. La derecha y centro derecha tuvo una votación magisterial del 40% en 1990 (Mario Vargas Llosa), de 43% en el 2006 (Lourdes Flores Nano y / Alan García) y de un 64%.3 en el 2011 (Keiko Fujomori, Pedro Pablo Kucziynski, Luis Castañeda y / Alejandro Toledo). La izquierda y centro izquierda obtuvo una votación magisterial del 14.9% (Alfonso Barrantes / Henri Pease) en el 1990; de 29.8% (Alberto Moreno, Javier Diez Canseco, Ollanta Humala y / Susana Villarán), en el año 2006; y del 40.6% (…/ Ollanta Humala) en el 2011. Es decir, se puede percibir que un 40% de los maestros de base tienen opciones de izquierda; mientras que las opciones de derecha tienden a crecer mayoritariamente en el magisterio.
Existiendo esta disparidad de opciones: ¿cómo se pudo mantener el hegemonismo de una posición política en el CEN-SUTEP? Desde diversas opciones, se llegaba a misma conclusión: ¡Hubo (hay) manejo poco democrático en las elecciones de los diversos estamentos del gremio! No solamente se desoyó el clamor de las bases que pedían: “¡Un maestro, un voto!”, sino que se hizo algo normal las tachas a dirigentes electos, ajenos a las posiciones hegemónicas. En este contexto, las dirigencias “democráticas” y de los “sutes regionales” fueron creciendo y siendo –de facto- reconocidos en algunos Gobiernos Regionales.
DISPARIDAD EN LAS PARALIZACIONES
Según estudios de acompañamiento a lo que hace el SUTEP, hemos encontrado también la situación de división gremial, en la realidad concreta, respecto a sus medidas de lucha, como las paralizaciones. No solamente hubo plataformas diversas, tiempos diferentes en las medidas de lucha, pero también hubo respuestas dispares desde el Gobierno. En algunos Gobiernos Regionales se negoció y se llegó a acuerdos con los Sutes de su ámbito; pero –a nivel nacional- en la práctica sólo se reconocía al CEN-SUTEP que cada vez más ha ido perdiendo representatividad y legitimidad.
En la Huelga del SUTEP del 2012, un 77% del magisterio nacional acató la medida de fuerza, en diversos momentos. Hubo cuatro bloques de dirigencia movilizando al magisterio: (a) Un 22% fue movilizado por el CONARE-Condori (Sendero Acuerdistas – Movadef); un 3% por CONARE (Sendero Proseguir); un 33% por los llamados en ese momento SUTEs-Democráticos o Regionales (no PR, ni SL) y un 19% por la dirigencia del CEN-SUTEP. Los maestros ollantistas de la Coordinadora Nacional Magisterial (CNM) también se plegaron a la Huelga, con los Sutes democráticos o regionales).
En el último paro del 22 de abril 2014 hubo un acatamiento real del 19.4% del magisterio nacional. Si contabilizamos a los maestros de las regiones de Arequipa y Cusco –donde hubo suspensión oficial de clases- se podría forzar el acatamiento al 25.2%. Importa recordar hubo solamente dos únicas fuerzas que convocaron el Paro del 22 de abril 2014. Inicialmente lo hizo el sector de CONARE-Acuerdistas-Movadef, para el 24 de abril y posteriormente las dirigencias del CEN-SUTEP. Ambas fuerzas –durante la huelga del SUTEP 2012- movilizaron al 45% del magisterio nacional. En esta oportunidad, apenas hubo un acatamiento real del 19.4%. En sectores de alta influencia del CONARE-Acuerdistas, como Puno, apenas hubo un acatamiento del 8%.
El paro de abril, para algunos, ha sido un fracaso y el indicador claro de que la crisis del SUTEP habría tocado fondo. No lo creo, sino que debe interpretarse a la luz de los comportamientos anteriores, así como la desazón, desconfianza e incredulidad en que han caído las bases magisteriales, frente a sus dirigencias, principalmente del CEN. Con objetividad, uno encuentra a una abrumadora mayoría de docentes de base que reclaman dirigentes de su SUTEP que no sean: ¡Ni Patria, ni Sendero!
La verdad es que lo que acabamos de señalar no ponen en juego solamente .la representatividad gremial. Tienen que ver también con perspectivas de política nacional, así como de control de la Derrama Magisterial.
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DIVISIÓN BUSCA LEGALIZARSE
En la actualidad, la mayoría de docentes peruanos no tiene inscripción formal en el SUTEP, como representación nacional. Sin embargo, el reconocimiento formal del Estado se ha dado desde hace cerca de 40 años y de hecho, desde su fundación en 1972.
Es importante recordar que la creación del SUTEP superó la segmentada organización gremial de los docentes peruanos: de Educación Primaria, Secundaria, etc. La unidad fue un paso sustantivo en la historia del gremialismo peruano, con la creación del SUTEP. No por gusto se le llamó “único” al inicio de su fundación, debiéndose cambiar ese calificativo por el de “unitario”, para pasar la valla de exigencias legales. La UNIDAD del SUTEP ha perdurado más de cuatro décadas.
El respeto a la unidad siempre fue un prerrequisito y casi un principio interiorizado en los docentes de base y en sus dirigencias. Soy testigo personal de que dirigentes del SUTEP (de PR, de los Democráticos y de Huaynalaya) levantaron –realmente de manera unitaria- la Huelga del 2003, teniendo como trofeo la “unidad sindical”.
Hasta la fecha las dos tendencias de Sendero (“Acuerdistas” y “Proseguir”) continúan organizados en el CONARE; es decir, buscando –desde dentro- la reorganización del SUTEP. Recordemos que cuando se creó en el 2000-2001 se autodenominó “Comité Nacional de Reorientación y Reconstrucción del SUTEP” (CONARE).
Los grupos gremialistas “Ni Patria, ni Sendero” también se organizaron sin romper el SUTEP en la década del 2000 (“Sutes democráticos” y “Sutes regiones”). Para las elecciones presidenciales del 2011 surgió la “Coordinadora Nacionalista Magisterial” (CNM), liderada por el profesor Julio Pedro Armacanqui. Estos grupos llevaron –con legitimidad- al profesor Carlos Gallardo al cargo de Decano Nacional del Colegio de Profesores. Y justamente estos grupos (con excepción de la CNM) son los que han buscado legalizarse sindicalmente, pero creando una nueva organización: La FENDEP. Por ello, no es tan verdad que en esta organización tenga hegemonía “la gente de Sendero”, como se ha informado en campañas mediáticas y desde el CEN SUTEP.
La nueva propuesta de la FENDEP ciertamente surge del hegemonismo existente y de la falta de democracia interna. Ella recoge la desesperación de la mayoría del magisterio nacional y de sus consignas: ¡Un maestro, un voto! y ¡Ni Patria, ni Sendero! pero desconociendo la práctica de la UNIDAD del SUTEP. Aparentemente, el último Paro del 22 de abril podría servir de aval a los dirigentes de la FENDEP y de la CNM, en el sentido que las fuerzas convocantes de esta medida de fuerza no tienen capacidad de movilización del 80% del magisterio nacional. Sin embargo, el acompañamiento permanente que tenemos del proceso sindical peruano nos permite afirmar que el bajo acatamiento del Paro se debió porque el magisterio peruano no tuvo confianza en las dos fuerzas convocantes del último Paro, pero que tampoco quiere acabar con la unidad sindical. Además no quieren “paro” sino “huelga”.
Sabemos que la opción FENDEP –inicialmente aprobada por el Ministerio de Trabajo- fue posteriormente revisada por el Gobierno. Se encuentra ahora judicializada. Pero –desde nuestra perspectiva- importa ir más allá de la legalización. Ésta podría dar cupos de asiento en la dirección de la Derrama Magisterial, así como capacidad negociadora gremial ante el Gobierno. Sin embargo –en el presente contexto- debilitaría la misma opción política de izquierda, mermando las fuerzas del movimiento popular. Sería una concesión de las dirigencias sindicales, en momentos que avanza la privatización de la educación y se viene postulando las concesiones en la escuela pública.
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UNIDAD SINDICAL
Estamos convencidos de la necesidad de la unidad sindical. Es verdad que legalmente pueden coexistir diversos sindicatos, aún dentro de un mismo centro de trabajo. Sin embargo, costó mucho forjar la unidad del SUTEP. Los amigos de la FENDEP podrán argumentar que han hecho lo imposible para hacer cambios desde dentro y que esto no fue posible, por el hegemonismo de quienes “controlan el aparato”.
Personalmente puedo dar fe de los esfuerzos hechos para recuperar la unidad en el Colegio de Profesores del Perú (CPP), también escindido (por un lado el profesor Carlos Gallardo de los “Democráticos” y, por otro lado, la profesora Soledad, de PR). Entonces, me pidieron que fuera convocante y árbitro para recuperar la unidad del CPP. Así lo hicimos y -en reunión con diversos representantes de las fuerzas políticas en pugna- se decidió la unidad y las medidas para formalizar este acuerdo. Al día siguiente, sectores del grupo de Soledad bombardearon el acuerdo y la unidad se vino al suelo. Posteriormente, llamaron al Padre Juan Dumont para contribuir a la unidad en el CPP. Sucedió lo mismo que en la primera intentona. Llegaron al acuerdo en la mesa de reunión; pero en seguida las mismas fuerzas de Soledad incumplieron el acuerdo. El Reverendo hizo lo que yo -en esa oportundad- no hice: ¡El Padre Dumont difundió una carta púublica- informando su frustración.
A pesar que sé de estos antecedentes, sigo creyendo en la necesidad de la unidad sindical en aras de objetivos que van más allá del contingente y gremio magisterial..
Sugerimos y llamamos a los amigos dirigentes del SUTEP y de la FENDEP a la búsqueda de la unidad del SUTEP respetando de veras y con seriedad los criterios: de Frente, de democracia gremial y de maduro enfoque nacional de política de clase. Esperemos que la CNM se aparte de las posiciones neoliberales del Presidente Humala y de Nadine y ayude a superar el impase del SUTEP, buscando la recuperación sindical y política, con enfoque unitario, pero tomando distancia de sus Jefes Ollanta y Nadine.

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