sábado, 14 de marzo de 2015


Entrar a los temas del crecimiento a largo plazo, implica hablar de cosas quizás demasiado incómodas para nuestros políticos.Reformas económicas de verdad significan eliminar ineficiencias, y donde hay ineficiencias hay siempre en juego regiones, gremios, sindicatos y voto fácil. Dado lo anterior, una propuesta de reforma económica requiere no sólo un buen proyecto sino también un escenario político adecuado. Hace un par de años todavía teníamos esa opción. Desde hace algún tiempo ya no.
El ‘boom’ de las materias primas permitió por un momento olvidarnos de avanzar con las reformas en el país, es decir, con el ‘barrido’ de las ineficiencias que nos agobian. Cuando hubo la oportunidad, que era en la época de las ‘vacas gordas’, y donde se podía ‘remar’ mejor en la arena política, se realizaron sólo aquellas donde la popularidad no se viera comprometida y permitiera continuar en estado de ‘flotación económica en marea alta’. Ya cuando recientemente se ha querido hacer algo, el contexto político ya no lo permitió, y no hay visos de que esto cambie hasta después de las presidenciales.
Dicho esto, cuando uno revisa las proyecciones de crecimiento de los principales analistas, se habrán podido dar cuenta de que todas éstas descansan en un elemento clave: “la proyección está sujeta a que se ejecuten los proyectos de inversión esperados para el año”. Yo lo único que recibo cuando converso con gente involucrada en estos proyectos son sus preocupaciones por los riesgos de retrasos. Y creo que la prensa también los recoge. Y esto no nos debiese sorprender, si consideramos que uno de los grandes problemas que tiene el Perú es la falta de predictibilidad para el cumplimiento y la ejecución de sus contratos. Cada vez que se quiere ejecutar, o si quiera empezar una obra, surgen las demandas, quejas, protestas de diferentes grupos de interés que llevan a paralizaciones del proyecto y las consecuentes negociaciones que no deberían existir en un país donde lo que está escrito se cumple. En este contexto, cada vez que veo alguna proyección de crecimiento para el 2015 y el 2016 no puedo dejar de pensar en cuándo se hará la siguiente revisión.

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